El tonto de la colina

Colectiva junio 2009

El tonto de la colina

El tonto de la colina juega con el absurdo, lo ininteligible, lo estrambótico, lo light, lo inopinadamente lírico, casi tonto. El cut/copy y paste, el sampling, el mashup, el blogging, el loop, o el elemento constructivo básico de una pista de sonido electrónica, el bucle, se constituyen en los principios básicos de una creación que de forma contínua recicla todo lo que está a su alrededor en una destrucción y reconstrucción acelerada de la copia y el original.
El tonto de la colina agrupa jóvenes desconocidos en el gremio por su condición de recién graduados o aún estudiantes. Sus integrantes extreman esa cualidad de ser un punto y aparte dentro de la estética que acotan los grupos, o quizás, esas especies de partidos estéticos que dominan hoy el panorama emergente de las artes visuales locales. El tonto de la colina  quiere ser eco de esta diferencia, que a veces ha recibido la sonrisa cortés, escéptica, a veces displicente, de colegas de clase y por qué no decirlo, también de profesores. Estar a contracorriente suele comprometer un gran lío interno, cuyo destino final se desconoce. Pudiera decir que su sentido último es el valor de la incertidumbre en medio de la inmensidad de caminos encontrados. Inmensidad de una contemporaneidad sistemática en la manipulación de procedimientos de descontextualización y recontextualización.
Adislen es mujer; también, pintora. El lenguaje tradicional se recupera con una pintura plana, que goza en la factura exquisita, los colores pasteles, el toque infantil de sus figuras y un decorativismo pop que no teme extralimitarse. Hedonismo visual que nada tiene que ver con el neohistoricismo de los noventa ni el neoexpresionismo emergente que domina hoy a la joven pintura cubana. En medio de tanta ligereza, cierta impúdica picardía, cierta desvergüenza natural, como de quien se observa y no teme ser observado.
David es joven, demasiado joven. Le dispara la imaginación su sentido de las relaciones imagen/sonido, en una vislumbre de dominio del background sonoro y visual. La música dirige todo el compás visual, y en función de ello se articula todo el trabajo de edición como la partitura de una canción.
Gécer, aparece y desaparece de las aulas del ISA. Las suyas son tragicomedias de inverosímiles payasos, grotescos, solitarios, carcomidos por una existencia mecánica, casi abúlica, donde la dirección de la mirada no puede evitar el peso intelectual de la cultura.
Del Valle es un loco, un diseñador, un DJ que realiza en silencio su trabajo. Su trabajo son los otros, mientras el placer personal nace de lograr la infinitud de un instante de tiempo, de movimiento. El hurto artístico es evidente; pero el ánimo por extender lo breve, redimensiona el espacio tiempo en una manipulación elocuente de la imagen en  movimiento hacia la fija, y viceversa. La historia del arte y la vida se detienen, se penetran, como quien intenta ajustar la materia del tiempo.
Joshué juega en dos bandos: la música y las artes visuales. Integrante del grupo La Teoría Dorada de Popeye, que ha ganado varios premios Lucas por sus videos clip. Nihilista primero, ataca todo, incluso  a sí mismo. Su potencial simulador evoca los tiempos que vive: violentos, cínicos, oportunistas, manipuladores. Juego de apariencias donde la razón se disipa ante el caos.
Orestes no habla, no se sabe qué piensa. El disloque total ante un discurso que no le interesa apuntar su procedencia estética. No es una broma: la forma que siempre emerge de lo pedestre, esconde su esencia en un gesto obligado que compromete al espectador a la acción. ¿Vacuidad del espíritu? ¿Banalidad del pensamiento?
Jimmy tiene la mirada de los limpios de espíritu. Una frescura natural le precede: el lirismo invisible que deshojan la vida y la muerte como caras de una misma moneda. Jimmy nos ofrece el mundo en esos detalles perfectos que hacen y cualifican su razón de ser, y que apenas percibimos por ínfimos, comunes. Para ellos, él ofrece la aprehensión de su existencia, para el espectador un instante de detenimiento, consciencia de su maravilla.
El tonto de la colina es otra propuesta para abrir el horizonte de certidumbres que rodea la producción artística emergente. Disparate para la mirada, los discursos se cruzan, se niegan, se interpelan, se superponen en una maximización del plano individual, muchas veces empañado, tras el velo de lo anodino. Reflejo y refracción de microutopías personales, es un simulacro de representaciones donde lo único ostensible es la belleza. La belleza sobrevive como poesía, tragicomedia, juego, falacia, sorna, imprecación ácida, marasmo de emociones donde el sujeto gira entre la racionalidad y la irracionalidad. A la vuelta de la esquina, el verso célebre de Arthur Rimbaud: Una noche senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié.
Sandra Sosa Fernández 20 de diciembre de 2008.

Obras

De la serie Tuétano

Yunior Acosta (Jimmy) 2009

De la serie Tuétano

Yunior Acosta (Jimmy) 2009

De la serie Tuétano

Yunior Acosta (Jimmy) 2009

La siesta

Jorge del Valle Thomas 2008

Sonajero

Orestes Hernández Palacios 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

Estampa.dos

Adislén Reyes Pino 2008

La joie de vivre

Gecer López García 2007

Artistas